6 líderes mundiales que hacen más falta en RD que “un Trujillo”
De vez en cuando, suponemos que por el pique y los calores que se pasan, en RD alguien se destapa con la desafortunada frase de “aquí hace falta un Trujillo”.
No vamos a entrar en largas exposiciones que expliquen el viejo proverbio chino que reza “no es lo mismo llamar al diablo, que verlo de ahí ahí apuntándote con el tridente”. En cambio, como forma de apelar al nervio creativo del dominicano aburrido promedio, KeDificil viaja por el mundo y a través de la historia en búsqueda de líderes históricos de la humanidad cuyo único propósito para la actualidad dominicana sea servirnos como sustitutos del Generalísimo en la susodicha frase.
Hoy, KeDificil les trae 6 líderes mundiales que hacen más falta tener en RD que “un Trujillo”, aunque sea sólo para reírnos de nuestras desgracias.
6. Josip Broz Tito.
Presidente de lo que una vez se conoció como Yugoslavia, no sólo superó a Trujillo en años macaneando a su gente (46 años) o destacó entre sus grandes logros el casi haberse ido a la guerra contra la Unión Soviética sólo para barajar el pleito después de haberse pasado una noche bebiendo vodka con Nikkita Kruschef, sino que además supera al dictador dominicano en mujerieguismo.
Si bien Trujillo tiene fama de haber sido todo un papi chulo, o forzar a la mujer que así no lo creyera a creerlo, Tito siempre estuvo un paso más allá.
Tito tenía tres esposas, y en los últimos censos de población y vivienda realizados en Serbia, Montenegro, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Slovenia, Macedonia y Kosovo, se le calculó al menos tres docenas de amantes repartidas por toda la ex Yugoslavia. No contento con eso, una amante en particular le gustaba tanto que, para mayor humillación de las señoras y señoritas de Tito, la hizo enterrar en el patio de su casa con todos los honores civiles que otorga la Gran Yugoslavia.
Trujillo podía ser todo lo Generalísimo, Benefactor de la Patria o Padre de la Patria Nueva que quisiera, si le entierra el cuerno en el patio de la casa a una dominicana, lo mínimo que le sale es un Lorena Bobbit.
5. Abdalá Bucaram
Aunque puede ser algo difícil de creer, en algún punto de su historia todo país del mundo ha tenido su Hipólito Mejía. Estados Unidos tuvo a George W. Bush, Italia tiene a Silvio Berlusconi, República Dominicana tuvo a… bueno… Hipólito, y Ecuador tuvo a Abdalá Bucaram.
“El loco” o “papá” como se apodó en sus campañas políticas (no creo que sea coincidencia). De hecho, ostenta el record Guiness del número de veces que ha sido exiliado político del mismo país por la misma razón. Curiosamente, con tres exilios “por ser graciosamente corrupto” en su cintura, los ecuatorianos entendieron que el jocoso Abdalá no había robado lo suficiente y por las risas, lo hicieron Presidente.
Auto proclamado el candidato que raya los Mercedes Benz con tapitas de cerveza, al ganar declaró, y en esto citamos: «Me siento totalmente Rambo soy el Loco 00!», Bucaram siempre fue fiel a su imagen, y en 1996 en una Cumbre Presidencial repartió su disco «Un Loco que Ama», compuesto de 13 canciones cantadas por él, a sus colegas presidenciales.
6 meses después de haber asumido la presidencia de Ecuador, por fin caen en cuenta que el pana tiene problemas, y en efecto el Congreso lo destituye del cargo por tener problemas mentales.
4. Muammar Gaddafi
Gaddafi es el líder de facto de Libia desde antes que el hombre llegara a la luna. Pero contrario a otros líderes árabes frenéticos como él, que sólo saben hablar rápido y poner cara de que necesitan ir al baño, Gaddafi le ha incorporado feeling a la carrera del pone bombismo.
Aparte de sus muy graciosos comentarios cada vez que un micrófono le pasa cerca, Muammar se distingue por tener en su escolta presidencial a 400 personas (incluyendo maquillista, estilista y asesor de vestuario), 4 aviones, 60 coches blindados, un arsenal de armas de fuego y, lo que le daría envidia hasta al mismo Leonel, un buque de guerra con provisiones.
Para callar las bocas a centenares de asociaciones de los derechos de las mujeres en países musulmanes, Gaddafi nombró 200 mujeres como sus guardaespaldas personal que ahora componen su nutrida escolta. Para pertenecer a la Guardia Amazónica se exige buena presencia personal, estar graduada de bachiller, dominar las artes marciales, manejo de armas antipersonales, granadas propulsadas por cohetes, entrenamiento militar… y… ser virgen.
Como devoto musulmán, Gaddafi toma muy en serio el trabajo de convertir al prójimo al Islam y salvar sus almas, por lo que con frecuencia organiza fiestas de «conversión» a las que procede a invitar no menos de 50 modelos italianas para contarle las increíbles bondades de Mahoma… entre otras cosas.
3. Vlad Tepes.
Un Rey Rumano del Siglo XV también conocido como Vlad el Terrible o Vlad el Empalador, más que por la cantidad de víctimas que pasaron por sus desquiciadas manos, Vlad es mundialmente aclamado por su muy particular empeño en meterle creatividad al arte de ser un loco frenético, en lo que haría ver a Trujillo como un niñito jugando “arroz con leche se quiere casar” en un patio de pre-Kinder.
En aquellos tiempos los pueblos que componían lo que hoy se conoce como Rumania tenían un pequeño problema de geografía: los turcos querían llegar a occidente y lamentablemente ellos estaban en el medio. Por lo que Vlad, que no entraba en esa, se veía constantemente obligado a tener que despellejar a algunos de estos que trataban de cruzar por sus tierras.
Como los orientales eran peculiarmente persistentes, Vlad tomó la totalmente racional decisión de hacer prisionero un batallón entero de al menos 5,000 hombres del ejército turco y 15,000 personas de su propio pueblo solo por las risas, para convertirlo en un bosque de empalados que adornaran las fronteras de su reino y sirvieran de advertencia, en lo que posteriormente los turcos llamaron “el día que se barajó el coro”.
Como se pueden imaginar, repartir cariño a tanta gente eventualmente se puede tornar aburrido, por lo que en su intento de evitar el desgaste de su mente creativa, experimentó distintas formas de empalamiento, castración, decapitación, entre otros actos de los que no vamos a entrar en detalles por aquí, a todos aquellos que en su pueblo eran equivalentes a los que hoy se conocen como “padres de familia”, choferes del transporte público, políticos, etc.
2. Papa Doc Duvalier.
Sugerir que un otrora líder haitiano es más bacano que el Generalísimo, molestaría a más de un dominicano susceptible y seguro haría temblar en su tumba a Rafelito Leonidas. Pero Papa Doc Duvalier es ya la Olga Lara (la otra cosa) de los locos que llegaron a dirigir un país.
Llegando al poder luciendo medianamente cuerdo, una vez gobernando Papa Doc decide auto proclamarse Presidente de por vida y Supremo Sacerdote Voodoo y, montadera de espíritus mediante, suelta el loco en Haití. Como cualquier líder racional de la época, procede a prohibir la práctica de la medicina de la gente normal e instruyó a que los hospitales haitianos solo practicaran la medicina voodoo.
En una ocasión, tras obtener informes del servicio secreto haitiano y abrumado por evidencia irrefutable, Papa Doc quedó convencido de que ciertamente Barbot, su opositor, era un vacá que se convirtió en perro negro. Por lo que hizo lo más racional ante una situación como es: mandó a matar a todos los perros negros que había en Haití.
Papa Doc, como otros seres humanos normales, tenía por hobbie el coleccionismo, solo que en vez de dedicarse a juntar monedas, sellos o ceniceros de bares, este disfrutaba coleccionar las cabezas de sus enemigos las cuales guardaba en un altar que tenía en el closet de su habitación.
Al final de su mandato le sustituye su hijo, Baby Doc, que se dedicó a privar más en chulo y playboy que en seguir la laboriosa tarea de su padre.
1. Boris Yeltsin.
Ciertamente, si existe un pedazo de tierra que ha parido líderes dignos de llenar toda esta lista, es Rusia. Será que el frío les afloja par de tuercas, o el agua de allá está bregada, o quién sabe qué onda. Cuando los que estamos de este lado del mundo vemos hacia Rusia, lo único que vemos es un club sándwich de demencia envuelto en dos rebanadas de cojones de titanio.
Por lo que el liderazgo histórico ruso ofrece todo un abanico de opciones y una gran gama de variedades para escoger. Pero en este caso, luego de un breve debate, se llegó a la unánime decisión de que este puesto debía ir a favor del grande entre grandes, Boris Yeltsin.
Si bien, este está a la par o al menos en la misma liga de sadismo que otros líderes rusos del pasado y del presente, con algunos asesinatos políticos, escándalos de corrupción y uno que otro genocidio o masacre masiva gratuita hecha sólo porque sí, que son parte del día a día ruso, Boris Yeltsin tenía una particularidad muy única de él que lo pone por encima de sus camaradas presidentes: no sólo era un borracho declarado, sino que se lo gozaba.
Cuando no tenía 12,000 cabezas nucleares bajo la palma de sus temblorosas manos, Boris Yeltsin se avocaba con frecuencia en el saludable hábito de empinar el codo, dejando tras de sí suficientes anécdotas como para hacer una wikiyeltsin.com.
Entre estas se rescata la anécdota del ex Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, que en medio de una entrevista afirmó que en una visita a la Casa Blanca, casi se produjo un incidente internacional al extraviarse el Presidente ruso una noche. Finalmente, recuerda, Yeltsin fue encontrado en una esquina de la Ave. Pennsylvania vestido solamente con sus calzoncillos, pidiendo un taxi porque quería ir a comer pizza.
Con frecuencia sus allegados suspendían las reuniones de Yeltsin con otros líderes mundiales alegando algún malestar de salud o incluso paros cardíacos, que luego con el tiempo se confirmaron como un baraje de Boris para o por una bemberria.
Lamentablemente Boris Yeltsin falleció de un paro cardíaco… o una cirrosis hepática (quien sabe?) el 23 de abril del 2007 en un día que llenó de luto a los productores de vodka en todo el mundo. Los que les sobrevivimos hoy, de este lado del Atlántico, le saludamos.