5 razones por las cuales algún día hay que leer Cortázar.
Para nosotros, seres que nacimos y crecimos en erredé, este pedacito de tierra que se presenta a l@s turistas con la mítica promesa de un paraíso soleado en el que despiertas con jugo de caña untado en los labios; para nosotros que estamos cansados de tan poco pan y tan pésimo circo, y para todos aquellos que cada día se percatan de que en erredé la realidad supera a la ficción, hoy es un día especial porque se conmemoran los 100 años del nacimiento de Julio Cortázar, un hombre que sin saber hablaba un poco de este país a pesar de nunca haber venido. Lo dicho anteriormente puede parecer una exacerbación nuestra, probablemente el lunes lluvioso nos hizo mal, o tal vez todo el ron que nos bebimos, quién sabe. Lo que sí queremos hacer, exagerado o no, es contarles 5 razones bien cortitas de porqué algún día hay que leer Cortázar:
5. Porque lo inverosímil vive en la realidad
La mayor parte de su producción artística está marcada por una incesante búsqueda del punto en que lo fantástico se pierde en lo real y viceversa. Obras de su autoría que van desde la poesía, el cuento, la novela, la narrativa corta, la crítica literaria, siempre apuntan en dirección a esos lugares en que se unen lo visible y lo invisible. Hay miles de ejemplos en toda su bibliografía, proponemos un extracto de “Las armas secretas”:
Curioso que la gente crea que tender una cama es exactamente lo mismo que tender una cama, que dar la mano es siempre lo mismo que dar la mano, que abrir una lata de sardinas es abrir al infinito la misma lata de sardinas. «Pero si todo es excepcional», piensa Pierre.
4. Porque leer siempre baja e interpela a la estupidéz
Revistas como Gente, TV Novela y Más, Cosmopolitan y otros disparates… exigen un nivel de concentración parecido al que se necesita para aprobar leyes en el Congreso Nacionalen ErreDé, es decir: NINGUNA. La literatura de Cortázar, en cambio, te va a solicitar un poco más de calma, te va a invitar a un café porque no te va a dar sin vaselina, como nos hacen nuestros funcionarios todos los días.
3. Porque una cosa es la información y otra distinta es el conocimiento
El mundo actual se nos presenta como una pila de estímulos e información que hay que tragarse en segundos a través de pantallas de distintos tamaños. La información llega por montones y se registra en nosotros como un simple proceso cognitivo más, no hay tiempo para darle mucha vuelta. El conocimiento en cambio, es una experiencia mental en la que debemos hacer una pausa, pensar lo que leímos, repensarlo, enfrentar esa información con la que ya teníamos y como resultado de una interpelación personal, sacar una conclusión o aproximación.
2. Porque Cortázar siempre ‘taba chivo
“Que no se te vaya a ir la vida pensando en la vida” es un buen consejo. Pero también eso de “no sigas todos los consejos” es un buen consejo. Cortázar tiene esa capacidad de invitarte a dudar, a preguntarte por las palabras y las cosas (un saludo a Foucault). Cuando creés que has aprehendido plenamente cualquier cosa, la cosa lo mismo que un iceberg tiene un pedacito por fuera y te lo muestra, y el resto enorme está más allá de tu límite.»
1. Por la irreverencia
Su vida personal y su obra literaria fueron siempre resultado de una profunda irreverencia ante lo socialmente pre-establecido.
Basta leer Un Tal Lucas o Historias de Cronopios y Famas para darse cuenta de que se puede ser subversivo y dulce a la vez. O leer El libro de Manuel, el poema Yo tuve un hermano, o sus artículos sobre política, derechos humanos y el papel de un intelectual comprometido con la mejoría de toda la humanidad para saber que más que un Cronopio, Julio Cortázar era un salmón, nadando siempre a contracorriente, impulsado por una fuerza invisible que tal vez podríamos llamar esperanza, o amor, o fuego, o cosmos, o luz.