Si Nueva York se convirtiera en una República Dominicana grande.

Si Nueva York se convirtiera en una República Dominicana grande.

La idea de hacer de República Dominicana un Nueva York chiquito ha sido el sueño reiterativo del Presidente Leonel Fernández desde que empezó su primera presidencia por allá por 1996. Secretamente, también es el sueño mojado de todos los dominicanos, lo que explica que Nueva York sea la 3ra ciudad con más dominicanos en el mundo, solo detrás del Distrito Nacional y L.A. (Los Alcarrizos + con zonas aledañas), y que los dominicanos sigan como burros camino al despeñadero re-eligiendo a Leonel.

Como al parecer la demanda de pajas mentales está elevada y la única oferta que aparece en el mercado es la de que Erre Dé se convierta en un Nueva York chiquito… hoy en KeDificil aprovechamos para satisfacer la demanda de millones de dominicanos, y para variar ilustramos lo que sucedería si Nueva York se convirtiera en una República Dominicana grande.

6. La Estatua de la Libertad yacería en el fondo del Océano Atlántico.

La Estatua de la Libertad es quizás uno de los símbolos más clásicos de la ciudad de Nueva York. Regalada por el gobierno francés a Estados Unidos en 1886 a razón del centenario de la Independencia Americana, fue una idea de Eduardo Laboulaye, esculpida por Gustave Eiffel. Hoy representa quizás la imagen más reconocida de uno de los valores esenciales que promovieron las revoluciones independentistas de las antiguas colonias europeas en América y el fin de la hegemonía monárquica en Europa, la libertad. Ah… y también resulta que está hecha de cobre…

¿Alguien dijo… cobre?

En República Dominicana amamos el cobre y, evidentemente, lo amamos más que la vida y la libertad. Por lo que no ha de sorprender que en un país donde la pasión por el cobre es tal que la gente se la juega a encaramicharse en postes del tendido elétrico (encendidos) para robarse cientos de kilómetros de cables, tapas del alcantarillado, cables de teléfono, pedazos de puentes, y cabezas, brazos, piernas y espadas de las estatuas de nuestros líderes históricos y los dioses chinos del Barrio Chino… ciertamente…

Charlton Heston no tendría que esperar el apocalipsis nuclear y un planeta gobernado por simios para recrear su famosa escena.

Es altamente probable que una vez empiecen a despedazar la pobre estatua, y una mitad de los pies los tengan metido en el taller del chino Wu y la otra en la cama de una guaguita anunciadora destartalada, “Lady Liberty” se partiría por las rodillas y se caería al fondo del océano Atlántico. Debiendo el gobierno coger el sitio para hacer un parque con animales de hiedra como cacatas, cocodrilos y un mono. Y será cuando trates de ir para allá a ver eso, que recordarías que…

5. El negocio de las fotos de gente perdida en los cartones de leche estaría floreciendo.

Nueva York es una ciudad inmensa. Es enorme al punto que la mayoría de los dominicanos que vivimos en una isla diminuta realmente no tenemos una perspectiva en nuestro día a día para imaginarla en su total magnitud. Es por ello que para los mismos newyorkinos, y la gratitud de los millones de turistas que visitan esa ciudad todos los años y que día a día andan por ahí a loco a ver qué se le pega, ciertamente es un palo que esté claro que de norte a sur se llaman avenidas y de este a oeste calles, que todas están ordenadas por una secuencia de números.

Así ni Stevie Wonder se pierde.

Como en Erre Dé se le llama calle a los tramos de asfalto donde hay dos carriles que terminan convirtiéndose en cuatro y avenidas las avenidas de tres carriles terminan con siete, en adición a que eso de usar números para nombrar las calles lo estimamos como aburrido y pasado de moda, las calles pasarían a tener nombres de gente al azar que nadie se acuerda y mucho menos conoce por pura monería y lambonismo, y de ser la “7ma Avenida entre la 35 y la 36” pasaría a ser “En la Juana Saltitopa casi esquina José María Cabral paralela a la Salvador Gautier, en un callejoncito un poco después de la Farmacia Félix, pero cuidado que si llegaste a un colmado que hay ahí te pasaste, es antes del colmado. Cuando te metas en el callejoncito en la quinta casa de abajo para arriba a la derecha, pregúntale a un pana que vende piezas de carros ahí, que dónde queda el edificio Marisol 3ro? y él te va a decir. Me llamas cuando estés abajo”.

Y bueno… todavía ni siquiera es una gran República Dominicana y ya…

¡Guelcom to Los Guachington Jaits!

Con tanta gente tragada en la inmensidad de Nueva York vuelto una gran República Dominicana por estar dizque buscando direcciones en esa vaina, es probable que antes de darse a la aventura de estar buscando sitios ubicados en calles a lo loco y gastando gasolina, la gente opte por la más segura opción de caminar y allí descubrirán que…

4. La existencia de las aceras sería una leyenda urbana.

Nueva York por el impresionante espacio de sus aceras, es hoy una de las ciudades más agradables para caminar. Por lo que no sorprende que “patear” es el medio de transporte más común de los newyorkinos y que ciertamente la imagen de miles de personas que mezclan desde grandes ejecutivos, a gente de clase trabajadora, hasta hippies vagabundos compartiendo una acera, es otra de esas que caracterizan a esa ciudad.

Más de un motorista dominicano se acaba de mojar con esta imagen de “to’ esa acera pa’ robarse”.

De convertirse en una gran República Dominicana de repente todos los edificios entenderían prudente expander un poquito “má’ pa’llá” su fachada para poner un valet parking, terraza, taller, verja, publicidad, un puestecito de ropa, un chimi, parqueo o simplemente para cogerse ese pedazo porque sí… y bueno, los peatones…

¡Van pal diablo los peatones!

Con millones de carros surcando las calles al buen estilo dominicano, y los peatones esquivando obstáculos en las aceras o directamente tirándose a la calle rezando un Ave María para que no se lo lleve un Yellow Cab convertido en carro público… el newyorkino “aplatanado” empezaría a desarrollar…

3. El espíritu aventurero del dominicano.

Como bien hiciera notar el excelentísimo Senador de la provincia de Santiago y ex-Presidente de la Cámara de Diputados, Julio César Valentín, los dominicanos tenemos un espíritu aventurero, que es lo que explica que tantos de nosotros nos damos a la aventura de convertirnos en alimento de tiburones tratando de llegar a Puerto Rico, a pesar de que todo está muy bien aquí.

Y se encaraman en los postes por el espíritu de alpinistas.

Siendo Nueva York una gran República Dominicana, ese espíritu aventurero no tardaría mucho en aflorar dentro del corazón de los newyorkinos y ciertamente empezarían a hacer yolas para cruzar las Cataratas del Niágara para Canadá o el Río Hudson para New Jersey, entre otros deportes extremos, porque despertarse en un Nueva York “adominicanado” no parecería ser suficientemente extremo como para satisfacer su espíritu.

Lástima que no hay tiburones para meterle más onda.

Ya con una población entusiasta y aventurera como resultado de su “dominicanización”, Nueva York se convertiría en el Estado extraño y a la vez el más cómico de la unión, lo que ineludiblemente va a llevar a que, contrario ahora a un montón de tipos en saco debatiendo y tirando propuestas, por allá…

2. La política de repente se pondría bastante interesante.

La política en los Estados Unidos tanto a nivel nacional y en Nueva York a nivel estatal, tiende a ser muy aburrida, con todo el mundo tratando de ser más Papista que el Papa, donde casi derrocaron a un Presidente por toquetear pasantes en la oficina Oval e hicieron renunciar a un Gobernador por el sano deporte de pagarle a prostitutas por sexo. Sin embargo, con una Nueva York convertido en una gran República Dominicana es seguro que la política tomaría un giro a lo interesante…

Al buen estilo Amable…

Y así como iniciarían la entrega de cajas de cervezas, comida y dinero, bandereos en la 5ta avenida (futura Avenida Juana Saltitopa), los bocinazos a las 8 de la mañana por Broadway y la caravanas en Times Square, seguramente empezarían a relucir pintorescos slogans de campaña como “It’s outside that they will go!”, “It’s forward that we go!”, “I’m the MVP”, “Obama, without you this country sinks”, “They are the lone eaters”, “Four more years for it is necessary”, y cómo no…

Luego de todo esto… al menos podemos decir que…

1. Nueva York quedaría libre del terrorismo.

Como indicáramos en un viejo artículo, la carrera del terrorismo no es rentable en República Dominicana, por lo que puede que después de todo, algo positivo sacaría Nueva York de volverse una Gran República Dominicana. La estrategia es tan bacana que alguien debería llamar a Barack Obama para que lo use como su slogan de campaña…

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