Oh là là! Les françaises; très chic! maintenant: 6 raisons pour lesquelles ils sont des cochons

Oh là là! Les françaises; très chic! maintenant: 6 raisons pour lesquelles ils sont des cochons

Aaaaaah la locura por la moda francesa… los perfumes, las ropas de diseñadores con nombre francés, la cartera de Sobeida comprándose de a montones en el Blue Mall. Sin duda el deseo de lucir a lo más nuevo de la moda francesa ha terminado de arropar a los dominicanos.

¿Como se paga? ¡¡¡QUE IMPORTA!!! ¿Para qué preocuparse por pequeñas nimeidades como $5,000 dólares, cuando es una cartera LOUIS VUITTON?

Pero para estar a la moda, hay que conocer la moda. Y hoy, éste, su blog, en honor a Sobeida y la gente como ella que con tantas ansias desea lucir a la moda, les trae historias de los creadores de la moda. Los franceses! muy chic! Sin embargo: 6 razones por las cuales son unos cochinos.

Sobeida
Soy inocente! pero habían 5 maletas y no 4! miren que linda mi cartera.
6. Antes del Ozama estuvo el Sena!

Bueno, aunque en RD no podemos hablar mucho, cuando los cruceros tienen que evadir desembarcar en el Puerto del Ozama para que no se le metan NEVERAS EN LAS HELICES. El río Sena era el lugar donde se vertían los desechos de todo París.

Río Ozama
Que lo qué?!? tamo aquí manin!

Para una ciudad notoria porque la basura, digamos… orgánica del Palacio se dejaban en las afueras del castillo, donde la gente lanzaba sus desechos en las aceras, y habían unos panas que tenían que recogerla para tirarla al río. Podemos imaginar que el Ozama le quedaba chiquito.

Un lector perspicaz diría… «pero acá tenemos el río vuelto un desastre y no se ha muerto un tercio de la población por la peste negra», elemental! el problema en aquellos tiempos es que las duchas no se habían inventado… por lo que «baño» era sinónimo de tirarse en el Sena.

5. No habían calzoncillos Fruit Of The Loom.

Hoy damos por sentado el hecho de que todo hombre use calzoncillos, que nos los vendan de a 3, 5 o 10 por paquete y que algunos los prefieran slim y otros boxers. Pero en aquellos tiempos, semejante baratija no había sido concebida, y ponerse «ropa interior» era como ponerse todo un vestido.

Panti de vieja
Onda así.

Si algo no ha cambiado entre el ser humano de ayer y el ser humano de hoy es la vagancia. Por lo que para no estar fuñendo con eso de los calzoncillos todos los días, los mismos se rehusaban por semanas sin lavar (y si lavar era hacerlo en el Sena… bueh!).

La queja generalizada por el mal olor a «fundillo» en la corte de Luis XIV fue tan notoria, que hoy quedan registros anotados de las actas de esta donde se hizo constar el bajo a nalga.

4. Cada habitación del Palacio tenía «baño».

Imposible imaginar que en castillos tan grandes y ostentosos, debieran los dueños tener que bajar 4 pisos, cruzar 5 pasillos, y subir 2 escaleras para poder ir a un baño. En efecto, tanto espacio, particularmente notorio en los aposentos, era suficiente para incluirle un baño a cada habitación.

El problema era… no se habían inventado el inodoro.

Inodoro
Bonjour! je ne suis pas ici!

Por lo que en efecto, cada habitación tenía su propia letrina, a la que lamentablemente no había una palanquita para bajar el resultado de su uso. Por lo que pueden imaginar que si el hombre bajó la tapa o no era el menor de los problemas. Algunas, como la elegantísima Madame de Maintenon, son hoy trístemente célebres porque en particular preferían mantener las ventanas de su habitación cerradas. Ouch.

3. Las letrinas se rentaban y el Louvre no tenía letrina ni había cuarto, que lo que?

El gran museo de Louvre, hoy mundialmente reconocido, ya existía para aquel entonces. Ante la disyuntiva de que no había inodoro, que las letrinas estaban afuera, que estas se alquilaban para su uso y que hay que patear muchísimo hasta llegar hasta afuera, cual era la solución?

Meando en la calle
Si el cielo te da limones…

Así es, el Louvre hoy reconocido por tener en su interior las obras de arte más famosas y valiosas del mundo, en aquel entonces era reconocido por heder peor que el Estadio Quisqueya después de un juego Licey y Águilas.

2. Favor tomarse la molestia de lavarse las manos con jabón……… cada 3 días.

A las personas en los palacios y las cortes reales se les recomendaba que por lo menos una vez cada tres días se lavaran las manos con jabón de almendra, como símbolo de prestigio y pulcritud. Si eso es ahí, no quiera usted saber el jodido.

Lo anterior no sería problema, si no fuera a que por reglas de protocolo, en Francia solo el Rey podía comer con tenedor y cuchillos, el resto tenía que meter mano. Pero recuerde tomarse la MOLESTIA de lavarse las manos con jabón cada TRES días.

Pepe la mofeta
Bon apetit!

Ah y ¿el pañuelo con el que asociamos la ropa de la realeza? era solo de adorno y nunca se usaba ni siquiera para limpiarse la grasa.

1. El baño era una prescripción médica.

Originalmente en Francia los baños eran públicos, o sea, habían dos o tres casas de baño para toda Paris. Como se pueden imaginar, semejante puerquería contribuyó a la propagación de epidemias, entre ellas la Peste Bubónica, por lo que la Iglesia ordenó el cierre de las casas de baño, hasta que los franceses fueron perdiendo el hábito de baño.

Como suele pasar… no bañarse produce enfermedades. Por lo que al baño no considerarse como útil ni necesario la gente se enfermaba, ante semejante disyuntiva los doctores de la época se vieron en la necesidad de recetar el baño como si fuera medicina. Como no habían baños… sip… al río Sena papá!

Tanto así que el afamado Rey Luis XIV fue un puerco notorio, al nivel que su propio médico de cabecera lamenta en sus memorias que «el rey nunca se habituara a bañarse en casa». Y de ahí el secreto de las fragancias de Jean Paul Gaultier.

Jean Paul Gaultier
Yo quiero saber quien le dijo a él que un t-shirt de marinero pegado al pecho da imagen de buen olor.

Y si usted cree que las cosas han cambiado tanto en 4 siglos, vaya a París hoy en día y descuídese al no especificar que la habitación de su hotel la quiere con baño, y verá lo que pasa.

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