La historia de Pocahontas y 5 cosas más que se robó Avatar.
Avatar, el cuento de bichos azules que cautivó al mundo, ganó muchísimos premios, hizo dinero suficiente como para poner celoso a Rico McPato y hasta estuvo cerca de ganar el Oscar por “Mejor Película”.
También pasará a la historia como el sueño mejor vendido desde que el cine es cine, o como yo prefiero considerarla… un robo más enredado y complejo que los de Brad Pitt y George Clooney en Ocean’s 11, 12, 13, 14, 15, 24, 33 y demás.
Ahora que han pasado meses y meses de la furia, y el nivel de “fanboy-ismo” debe estar más bajo, veamos las 6 cosas que se robó Avatar.
La historia de Pocahontas.
Los colonizadores llegan desde tierras lejanas y empiezan a expulsar a los nativos de sus territorios para tomar sus recursos, en medio del pandemonio uno de los colonizadores se enamora perdidamente de lo único que se ve medianamente decente en todo el coro, comienza a aprender las costumbres de los nativos, se da cuenta del daño que hacen sus amigos colonizadores, se alza como Enriquillo en la loma del Bahoruco y salva la aldea.
Esa es la trama de Avatar, escrita hace décadas en una historia que los más viejitos conocemos como…
Como si eso no fuera suficiente: la idea de que los nativos viven todos en un árbol gigante, el rescate de las fauces de bestias salvajes, la primera escena romántica, hasta el palomo celoso fueron introducidos a nosotros en los tiempos que los celulares eran todavía del tamaño de una grapadora y el 3D era considerado una chopería que no funcionó en los 80’s.
El archivo de sonido de Jurassic Park.
Para una película que se vanagloria de crear un mundo totalmente nuevo y original, con animales inconcebibles sacados de los lados más oscuros de la mente de James Cameron, ciertamente los sonidos que hacen estos animales son un gran festival de Deja Vu.
Mientras veía el desastre de película ese, y los animales comenzaron a hacer su típico escándalo (es lo único que hacen los animales en películas), tuve la inmediata sensación de que ya había escuchado esa bulla antes. Y en efecto:
Una película hecha a mediados de la década de los 90’s ya le había hecho el sound gallery a este Pocahontas glorificado. Quien tuvo uso de razón en esos tiempos recuerda todo un documental que explicaba el proceso complejo que implicó para Steven Spielberg sacar los entonces muy originales aullidos de sus dinosaurios, mezclando sonidos de animales vivos con el sonido de sillas arrastrándose o golpes de latas, pasadas por un estudio con mezclas y paneos específicos, y muchísima ingeniería de sonido.
Hoy el sonido de los velociraptores de Jurassic Park es el sonido de un bicho feo que vuela, el tiranosaurio es el bicho feo mayor, el plaseosaurio es un caballo mutante… ah! y el sonido de los perros raros que casi se comen al pana, se lo robaron a las hienas de Lion King.
$300 millones de dólares por:
ctrl. + c
crtl + v
Felicidades James Cameron!
La bacanería de Ripley.
Sigourney Weaver nunca se ha destacado por escoger los mejores papeles del mundo, y francamente casi todas las películas donde termina figurando son cuanto menos cuestionables. Si no fuera porque existe una actriz llamada Nicole Kidman, yo diría que Sigourney Weaver sería la versión femenina de Samuel L. Jackson. Pero eso nunca había afectado esto:
Ripley, graduada en la Universidad de Stanford en Decapitación de Extraterrestres con un post-grado en Bacanería, pasó buena parte de su vida matando extraterrestres y transmitiendo sus conocimientos al mundo en como lidiar con un bicho cuya lengua también tiene una boca que cuando se pone dura, atraviesa cráneos. Era tan ápera que en el futuro la revivieron para que continuara su negocio de pateadera de traseros.
Hasta que llegó Avatar…
Avatar pudo por su cuenta hacer lo que docenas de películas de comedia malas no pudieron. Convertir a uno de los personajes más bacanos en la historia del cine en una hippie abraza árboles que no se acaba de callar la boca llorando por una jodida mata.
El dinero que pagaste para verla en 3D
Reconozco que fui a ver este desastre en la última semana que estuvo en la cartelera por pura presión de grupo. Sucumbí luego de aguantar durante semanas los “tu tienes que ver esa película” de todos mis amigos, y la terminé viendo en 3D porque siempre me decían “eso hay que verlo obligado en 3D!”.
Lo único 3D de toda la jodida película son las pelusitas que flotan en el bosque, y las imágenes borrosas de lagartos surcando los cielos a toda velocidad. Yo puedo perfectamente salir por mi casa a atrapar lagartos y comenzar a batearlos con un palo de escoba para verlos volando, y no solo es mucho más divertido… también es gratis.
Avatar 3D fue una broma pesada de James Cameron para ver como 150 millones de personas pagaban dinero extra por ponerse unos lentes ridículos viendo algo que hubiera sido captado igual con un Samsung technicolor de 1980 y la gafas de Stevie Wonder.
La lógica en la publicidad online.
Tres horas de mi vida.
Hace un buen tiempo, más o menos entre “X Men” y “Street Fighter”, que llegué a la conclusión de que, en definitiva, a Hollywood se le habían acabado las ideas.
Ya unos 15 años después no solo siguen sin ideas haciendo setenta y tres secuelas de películas de paquitos, remakes o haciendo películas malas de libros malos, sino que ellos entienden que es obligatorio hacerlas de 3 horas.
Este remake de Pocahontas no es la excepción, pero no sé que es peor de este choque de carros, si el sueño vendido del 3D, la mancha en la imagen de Ripley, las actuaciones, o el hecho que en serio estuvieron a punto de darle un Oscar.